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La técnica del Golpe de Estado


El gobierno de los Estados Unidos destinó 876.5 millones de dólares en el año 2015 para brindar entrenamiento y capacitación militares a 6.400 soldados y oficiales de fuerzas armadas de 154 países. Los cientistas políticos Stephen Biddle, Julia Macdonald y Ryan Baker investigaron tres iniciativas de este tipo para concluir que excepcionalmente logran el objetivo de suprimir la amenaza externa a la seguridad de la potencia americana que las motivó, por el contrario la expertiz fue aprovechada por los líderes locales para fortalecer su posición contra la competencia de otras elites.

Los profesores Jesse Dillon Savage y Jonathan D. Caverley, especialistas en Políticas Globales y Estrategia respectivamente, al evaluar datos relativos a la colaboración materializada a favor de 189 países entre los años 1970 a 2009, a través de los programas de Educación y Formación Militar Internacional (IMET) y de Combate al Terrorismo (CTFP), sostienen en las conclusiones de otra investigación que la capacitación militar norteamericana incrementa las posibilidades de un Golpe de Estado en los países receptores, cuando no existen como contrapeso instituciones civiles sólidas.

Los valores liberales que caracterizan el sistema republicano estadounidense y la subordinación a las autoridades democráticas de su oficialidad armada, alegan Savage y Caverley, se transmiten en mucho menor medida que una identidad profesional que se asume y madura como independiente del gobierno del que se forma parte. Los expertos recurren a Samuel Huntington, que alertó, en los casos de democracias de frágil institucionalidad, sobre una mayor disposición a intervenir en la vida política de sus países, cuanto más profesionales se conciben los militares a sí mismos. Los profesores aluden también a un capital social aportado por el entrenamiento que siendo más difuso no es menos eficiente para impulsar coordinaciones golpistas. Este capital se compone de prestigios y confianzas recíprocas imprescindibles para dotar de coherencia a los ejercicios golpistas y crear expectativas favorables a sus objetivos.

En su trabajo, revelan que entre los años 1971 a 2009 el 60% de los golpes respaldados por militares se produjeron en países que recibieron capacitación en el año anterior. Por otro lado, los militares capacitados previamente suelen ser los más exitosos en las intentonas golpistas. Savage y Caverley afirman: “La capacitación aporta recursos valiosos a un sector potencialmente peligroso en un estado en desarrollo -las fuerzas de seguridad- y aumenta la distancia entre sus integrantes y el resto del gobierno y la sociedad”.

Observaciones

La intervenciones de Washington para derrocar gobiernos antipáticos a sus intereses es asunto que no merece mayor debate. Recientemente, el Departamento de Estado dio a conocer una serie de documentos que detallan las acciones de la CIA y los británicos para subvertir el orden en Irán y apartar del poder al primer ministro Mohammed Mossadegh, en el año 1953.

Para los países de la región suramericana, propiciar cooperaciones militares con países con los que no existen sino coincidencias coyunturalmente contestatarias al orden global imperante no configura una alternativa recomendable. El Consejo de Defensa Suramericano es una instancia mucho más sensata para avanzar en una ingeniería defensiva con intereses tanto más comunes como permanentes (con todos los matices con que esto último puede sugerirse).

En el momento que redacto estas líneas el sitio web de la UNASUR informa lo siguiente: La página "/es/consejo-defensa-suramericano" solicitada no se ha podido encontrar.

 

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