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El desafío de las máquinas

Por Fredes L. Castro

Julio de 2016

Las actividades laborales con mayores chances de ser reemplazadas por maquinaria robotizada son aquellas que consisten en procedimientos repetitivos y rutinarios, como consecuencia de ser fácilmente codificables en software, ¿la profecía jeremirifkiana se hará realidad? ¿las plantas manufactureras solo verificarán dos existencias vitales, la del perro y la del sujeto que le da de comer?

Terminator se pone el overall

 

Los investigadores del Massachusetts Institute of Technology (MIT) David H. Autor y David Dorn rechazan la segura hipótesis de la deshumanización del trabajo. Lo que sí verifican es un desplazamiento estructural en el mercado laboral, con trabajadores que son sustituidos en las diligencias medianamente calificadas por máquinas o computadoras y relocalizados en las tareas más elementales. Esto último incumbe acciones que requieren de flexibilidad y destreza físicas no replicables –aún- por máquinas demasiado rígidas para movilizar elementos, levantarlos si se caen, o movilizarse en espacios con obstáculos variables y aleatorios (no obstante, se actúa para salvar estos déficits, para alcanzar robots con destrezas sumamente diversas).

 

Autor y Dorn denuncian una tendencia a la polarización del mercado laboral norteamericano, con crecimiento en la contratación de personas que cuentan con capacidades cognitivas calificadas y, al mismo tiempo, de otras poco calificadas, sólo aptas para labores básicos y mal remunerados. El medio tiende a vaciarse. La fina ironía británica define esta polarización como un mundo de maravillosos y repugnantes trabajos.

 

Otras investigaciones sostienen que no todas las operaciones cognitivas están a salvo, como consecuencia de algoritmos cada vez más sofisticados, propios de las tecnologías con mayor potencial disruptivo en los próximos años,  que impactarán de lleno en las tareas cognitivas no repetitivas. Estas innovaciones podrían producir la sustitución de, aproximadamente, 110 a 140 millones de trabajadores en todo el mundo. 

 

Pensemos que robots y computadoras inteligentes ya reúnen condiciones para controlar estados de maquinarias y equipos de todo tipo, calidad de líquidos y alimentos, monitorear pacientes en terapia intensiva o bombardear mediante “ataque selectivos” a territorios sirios, iraquíes, afganos o aquéllos que materialicen el eje del mal de turno (con las colateralidades civiles del caso). Registremos que pueden hacer todo esto, y muchas otras cosas, todo el tiempo, informando novedades en tiempo real. Las máquinas, como la niña de La llamada, nunca duermen (ni hacen paro, ni tienen obra social, ni se sindicalizan).

 

Sarah Connors piensa y luego resiste

 

Los investigadores de Harvard, Frey y Osborne, disienten con la mirada pesimista que describe la polarización del mundo laboral. En las últimas líneas de un notable trabajo destacan:

 

Nuestros resultados revelan que a medida que la tecnología avance, los trabajadores de baja cualificación serán reasignados a tareas que no son susceptibles de informatizarse- es decir, tareas que requieren inteligencia creativa y social. Para que los trabajadores ganen la carrera, sin embargo, tendrán que adquirir esas habilidades creativas y sociales.

 

Los costos decrecientes en la incorporación de tecnologías que absorben las actividades repetitivas es asunto compatible con la contratación de personal calificado en lo que hace a la producción abstracta, creativa y vinculada a la inteligencia social. En este sentido, la introducción de robots o computadoras inteligentes en dinámicas no rutinarias revela posibilidades de complementariedad con el trabajo humano de tipo cognitivo.

 

Ahora bien, para propiciar las soluciones más creativas e innovadoras sobran los datos, están allí nomás, basta con recurrir al Google, ¿o no? No, definitivamente no. Los datos están, son muchos, diluvian los datos, pero su transformación en información útil y valiosa es otro cantar. Para eso hay que desarrollar softwares y procesos de análisis, y para eso hay que contar con individuos capacitados al efecto. Luego sí, entonces, es posible la interacción entre software y hardware. La reconocialición de Sarah Connors y Terminator puede tener lugar en una romántica Fábrica 4.0 de Alemania.

 

Büttner, responsable de la Fábrica 4.0 que Siemens tiene en Amber, descarta de plano la idea de una fábrica sin empleados, las máquinas son muy eficientes pero incapaces de producir las ideas que mejoran el sistema. Asegura que el 40% de la productividad anual de su empresa responde a las ideas generadas por su personal. Es notable que se reconozca esto, siendo que el 75% de la producción, en toda la cadena de valor, está a cargo de máquinas y computadoras. Es interesante descubrir en la estrategia que publica la empresa, que entre los objetivos de calidad, innovación y sustentabilidad, también se alude, en el mismo nivel estratégico a “nuestra cultura”.

 

A propósito de lo anterior, Merkel, la Canciller alemana, sobre la Industria 4.0 declaró:

 

Debemos –y digo esto como canciller alemana de una potente economía alemana- trabajar rápidamente con la fusión del mundo online y el mundo de la producción industrial (…) porque de otro modo, los que lideren el dominio digital liderarán la producción industrial.

 

Por eso, explicó, el Gobierno alemán invierte 200 millones de euros para apoyar la investigación en la Industria 4.0, con la participación de la academia y el sector privado. Para Merkel es un deber, y lo comunica con solemnidad.

 

Un reporte del Instituto Mc Kinsey indica que la industria en las economías desarrolladas aporta más a la innovación, la mejora de productividad y, consecuentemente, al desempeño comercial competitivo que al crecimiento económico o a la contratación de mano de obra, en especial cuando su participación en el PBI alcanza entre un 20% y un 35%. En esto parece coincidir la progresía europea, cuando compara la recuperación económica norteamericana, tímida pero efectiva en la recuperación de empleos, con la infeliz situación europea, a partir del 2010.  En lo que nos interesa, la conclusión es similar:

 

En esta perspectiva, la importancia estratégica de la manufactura no se manifiesta como fuente de empleo directa, sino por su influencia para la empleabilidad en otros sectores, tanto aguas arriba como aguas abajo a través de fuertes efectos multiplicadores, así como su contribución decisiva al crecimiento y la productividad.

Oportunistas y oportunidades

 

El cambio de paradigma que condiciona la vigencia del modelo de producción en masa implica una concepcion violentamente novedosa. Schumpeter señaló que no es la falta de ideas nuevas lo que impide el desarrollo tecnológico, sino los intereses sociales y económicos que presionan para mantener cristalizada la realidad, sostener el Status Quo. Pero cuidado, también es cierto que los procesos de desarrollo pueden ser boicoteados no sólo por quiénes se aferran a esquemas perimidos, sino también por aquéllos que con la excusa de un cambio que debe ser aceptado a cualquier precio, no buscan otra cosa que intensificar las inequidades sociales y concentraciones de riqueza.

 

En el paradigma anterior la lógica sistémica sugería como acción previa el desarrollo nacional, que luego daba lugar a la expansión internacional. En el nuevo paradigma empresas o industrias pueden operar internacionalmente desde el vamos, aplicando nuevos modelos organizativos y de negocios, pero también viejas y conocidas trampas para evadir las legislaciones y doctrinas que defienden derechos y conquistas que bajo ningún punto de vista deben ser la variable de ajuste para avanzar en la transición. Es falaz la inferencia que deduce que la regresividad social es necesaria para obtener el progreso económico.

 

El cierre de este ensayo es de Carlota Pérez:

 

En cada país ciertamente habrá que desarrollar industrias remolcadoras de la economía, es decir, un conjunto de actividades productivas importantes y competitivas, estrechamente vinculadas con los mercados globales, que se mantengan en la frontera tecnológica y sean capaces de propulsar el crecimiento y producir las divisas necesarias. Pero eso no basta. Ya es hora -y las condiciones son propicias para ello- de abandonar la ilusión del efecto de goteo y avanzar hacia la participación directa de toda la población en actividades generadoras de riqueza.

 

La nación en armas de conocimiento. Amén.

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