13 de mayo de 2016
la iglesia
En documento presentado por la Conferencia Episcopal la Iglesia advierte que no puede haber democracia plena sin inclusión y dignidad.
Observaciones
En formidable entrevista a Robert McChesney, autor de People Get Ready, este provocador intelectual acusa la existencia de una democracia sin ciudadanos (una “democracia desciudadanizada”, en una cacofónica traducción), propia de un sistema en el cual las decisiones de gobierno, las verdaderamente relevantes, son adoptadas por los propietarios o accionistas de las grandes corporaciones. Estas deciciones apuntan a enriquecer aún más a esta gente poderosa, pero no a partir de las ventas de bienes y servicios que generan las empresas en las que invierten sus “capitales de riesgo”, porque la demanda para esos bienes y servicios es crecientemente insuficiente. El compañero Robert alienta a descartar los cuentos de hadas de emprendedores-empresarios multiplicadores de fuentes de trabajo. En el actual sistema lo que domina son el abuso y la rapiña. Este grupo de privilegiados, afirma Robert, hace plata con “la monopolización, la corrupción y la privatización de los servicios públicos”. Por eso es necesario reformular todo el sistema, dice Robert. ¿Algo de esto pasará por la cabeza del argentino más poderoso de todos los tiempos?
La Nación informa que el contexto brasileño no es bueno para las expectativas económicas argentinas pero sí idóneo para que Macri se convierta en líder regional.
Observaciones
Es curioso, notable, cómo juega la historia y el destino de las naciones. El escenario regional que le tocó a Macri, en el plano económico, es flojito, difícil, a qué negarlo. Pero en lo político, efectivamente, le brinda un margen de acción más que interesante si juega las fichas bien, que puede trascender a otras geografías si logra colar a su cancillera en la ONU (un soft-foro, si se quiere, pero foro global al fin). Las economías centrales ya adelantaron su placet diplomático al gobierno argentino (vino el jefe del imperio, ¿hace falta algo más?). A las economías centrales lo que les importa es la preservación del sistema que les aseguró la centralidad que tienen, sobra decir. Esto último merece muchas reflexiones y habilita a no menos conjeturas. Aquí, nos atrevemos a un interrogante: ¿qué pasará por la cabeza del argentino más poderoso de todos los tiempos, para nada simpatizante con la preservación del sistema capitalista en su actual configuración?
los que mandan
la región
Temer asumió en Brasil, convocando a la unidad. Dilma se despide llamando a la lucha. El Gobierno argentino ya reconoce a Temer. Maduro cree que es la siguiente ficha del dominó. En Ámbito Marcelo Falak explica: “Aécio Neves, excandidato derrotado por Dilma en octubre de 2014 (…) dijo hace poco, Temer deberá ser el presidente que logre el ajuste de las cuentas públicas y establezca las reformas estructurales que, por dolorosas que sean, abran una nueva era para Brasil. Según él, con eso el presidente interino puede ganarse un lugar en la historia. Una buena jubilación, digamos.” Página12 describe el gabinete de Temer como un colectivo de hombres blancos, ricos y conservadores.
Observaciones
No juzgaremes la decisión del Gobierno argentino de reconocer a la administración de Temer. Es un asunto espinoso y más allá de las posiciones principistas lo cierto es que es un socio clave para la economía nacional, y para miles de trabajadores argentinos que se desenvuelven en industrias que exportan al país hermano. Propiciar una pelea con ellos capaz es un asunto que no te sale gratis. Incluso los muy principistas cubanos fueron realistas a la hora de relacionarse con la imperialista Unión Soviética. Eso sí, no nos simpatiza para nada lo que sucedió con Dilma. De ninguna manera. Y poco importa el reconocimiento del resto de los países del mundo al gobierno de Temer, si no cuenta con el apoyo de sus propios compatriotas. Recordamos esa memorable, perfecta pieza de literatura política y urbana, que rezaba lo siguiente: “Los yanquis, los rusos y las potencias reconocen a la Libertadora, Villa Manuelita NO”. No más preguntas, señor juez.