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El New York Times informa sobre la creciente cooperación entre Rusia y Turquía en los bombardeos del norte del territorio sirio. Michael Gordon  subraya la importancia que tiene para el país otomano contar con el apoyo ruso a efectos de contener cualquier pretensión expansionista/autonomista de los kurdos, mientras que Moscú consigue que Ankara tolere la permanencia de Al Assad en el poder (¿no será que Erdogan entendió lo que puede significar para su país un apoyo de Putin a las fuerzas kurdas?) . Liz Sly del Washington Post pone el dedo en la llaga de los entrenamientos esponsoreados por las fuerzas armadas norteamericanas al informar, por un lado, las relaciones entre los entrenados con líderes y organizaciones calificados como terroristas por la patria de Obama y Trump y, en segundo término, al deschavar que buena parte de ellos son preparados para luchar contra las fuerzas respaldadas por Turquía, país “aliado” de Estados Unidos y miembro de la OTAN (Estados Unidos ¿construye terroristas para evitar a toda costa arriesgar a sus propios hombres y mujeres en el campo de batalla o –poniéndonos en conspiracionistas- para formar los futuros blancos móviles que justificarán las intervenciones de mañana? Ojo, no son hipótesis que se excluyan entre sí. Respecto del rol de Turquía, uno puede imaginarla como quintacolumna rusa en el interior de la OTAN, pero a su modo y en el marco de los recursos y alternativas disponibles simplemente actúa con una picardía nada novedosa en su trayectoria histórica, en definitiva el otrora “imperio enfermo” le hizo la guerra a los ingleses, pero antes fue bancado por Londres para frenar los ímpetus rusos).

 

Al Assad está dispuesto a negociar todo en las reuniones que se celebrarán en Kazajistán, propiciadas por Rusia, Turquía e Irán (de las que estarán excluidos el Estado Islámico y los desprendimientos de Al Qaeda). El –aún y pese a todo- jefe de estado sirio espera que un mejoramiento de las relaciones entre Rusia y Estados Unidos impacte favorablemente en su atormentada tierra (¿El plan para suprimir definitivamente al Estado Islámico publicitado pero nunca detallado por Donald Trump durante su campaña presidencial aceptará la relación de fuerzas vigente en el escenario de Medio Oriente, con Irán incluido? Imposible imaginar el costo de una intervención con tropas norteamericanas en este contexto).

 

 A fines del 2015 Arabia Saudita creó una alianza internacional para combatir el terrorismo, compuesta por una treintena de países (que no incluye, predeciblemente, a Irán o sus aliados chiitas). Eso es prácticamente todo lo que se sabe.  Ahora es materia de (escasa) atención mediática por la designación de un ex jefe de ejército de Paquistán al frente de esta curiosa organización (las relaciones entre Estados Unidos y los saudíes fueron siempre coherentemente positivas, pese al radicalismo religioso promovido internacionalmente por el Reino. Islamabad, por el contrario, siempre fue un socio difícil para Washington –la cuarta temporada de Homeland retrata muy bien la perspectiva norteamericana del histórico contradictor de India. Es temprano para conjeturar qué se traen entre manos los saudíes, pero la comunidad de inteligencia estadounidense clavado que ya está pidiendo presupuesto para formar una unidad indagatoria).

 

La presidenta de Taiwán se reunió con Ted Cruz e inicia gira por Centroamérica (1. esta región fue históricamente la que mayor reconocimiento brindó como país independiente a Taiwán, hasta que las inversiones chinas superaron los desembolsos de Taipéi, será muy interesante seguir el comportamiento de sus gobiernos en la era Trump, a partir de las disruptivas señales brindadas por el magnate a favor de la otra gran isla rebelde global. 2. ¿Y si algún gobierno argentino diseña un pivot a Centroamérica para que nos acerquen a Taiwán, maximizando márgenes de negociación con la isla liberal y la China comunista?).

 

Hay que seguir la situación política de Gambia, como consecuencia del despliegue de tropas por parte de la Comunidad Económica de los Estados del África Occidental para conseguir que Yahya Jammeh acepte la derrota electoral materializada en diciembre último. El dirigente africano ha considerado esta intervención como un acto de guerra (los gobiernos africanos involucrados, liderados por Senegal, fijaron el 19 de enero como fecha límite para que Jammeh de un paso al costado. Las administraciones europeas deben estar evaluando el costo migratorio recargado que implicará para ellas un eventual conflicto bélico, con seguridad Jammeh opera a lo loco en tal sentido).

 

El País de España asiste a la fiesta del Gauchito Gill en Corrientes: “En la actualidad, el santuario es un millonario negocio que recibe a cientos de miles de personas año tras año y deja ganancias cercanas a los 20 millones de pesos (1.260.000 dólares), con 400 puestos y hasta foodtrucks.”

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