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El FMI contra el Neoliberalismo

Por Fredes Luis Castro

Julio de 2016

Con el título de Neoliberalismo: ¿Sobrevendido? un trabajo del departamento de investigación del Fondo Monetario Internacional (FMI) firmado por Jonathan D. Ostry (vicedirector del departamento), Prakash Loungani, y Davide Furceri reconoce que durante los últimos 30 años los defensores del neoliberalismo han exagerado los beneficios derivados de dos políticas medulares en su concepción: el ajuste fiscal en tiempos recesivos y la desregulación de los mercados financieros.

 

El informe denuncia las bajas tasas de crecimiento obtenidas por aplicación de las políticas que durante tanto tiempo promovió (si bien no hace mucho hincapié en su propio rol) y la influencia que tuvieron para intensificar la desigualdad social. Sorprendentemente, propicia la regulación de capitales, los estímulos fiscales en tiempos de declive económica y programas estatales redistributivos de la riqueza. “En otras palabras” describe Rick Rowden “la venerable institución lo hizo todo mal”. Este economista de la Universidad Jawaharlal Nehru de Nueva Delhi cita un fenomenal tweet de Naomi Klein en el que la contestataria intelectual les “pregunta”: “Entonces todos los billonarios que crearon van a devolver la plata ¿no?”.

 

El pícaro y punzante interrogante de Naomi Klein toma pleno sentido cuando leemos en el informe del organismo multilateral párrafos como el que sigue:

 

Ha habido una fuerte tendencia global a favor del neoliberalismo desde la década de 1980 [pero] los beneficios en términos de crecimiento parecen bastante difíciles de establecer cuando se evalúa un amplio número de países. Los costos en términos de aumento de la desigualdad son prominentes. El aumento de la desigualdad, a su vez perjudica el nivel y la sustentabilidad del crecimiento. (traducción propia)

 

Habida cuenta del “evidente daño económico” que produce la desigualdad, exhortan a los decisores públicos a ser “más abiertos” a los programas redistribucionistas. No es de extrañar que luego de leer este documento Ben Geier imagine a Milton Friedman revolviéndose en su tumba. El legado del prócer monetarista se advierte en la primera línea del reporte que comienza recordando sus elogios al “milagro chileno”.

 

Sin embargo, los autores de la investigación concluyen valorando positivamente las consideraciones de un economistas crítico de los dogmas monetaristas: Joseph Stiglitz. En particular, recogen su tesis acerca del hermano país trasandino, cuya buena performance respondió, según Stiglitz, a una inteligente combinación de apertura económica con regulación y controles a los capitales que deseaban entrar en su territorio.

 

Es aguda la observación de Rowden cuando señala que fue fácil para los países centrales ignorar estos problemas en la medida que las crisis eran padecidas por los países en desarrollo (Latinoamérica en los 80, el Este Asiático en los 90 y Rusia poco tiempo después). El 2008 lo cambió todo. Lo que indica Rowden guarda relación con los datos que suministra en otro –llamativo- artículo el ex director de la CIA Michael Morell: cerca del 45% de los votos en las primarias estadounidenses fueron obtenidos por los populistas Sanders y Trump, pero el 58% (nada menos que 60 millones de sufragios) benefició a figuras anti-establishment (como Ted Cruz o el outsider Ben Carson).

 

En Europa los datos que aporta Mark Leonard sintonizan con los del ex jefe de los espías imperiales: hay 47 partidos políticos “insurgentes”, que en un tercio de los Estados miembros de la Unión Europea forman parte de gobiernos de coalición, muchos de los cuales buscan realizar una treintena de referéndums para cumplir con fines tales como salir de la eurozona, impedir la Asociación Transatlántica de Comercio e Inversión (TTIP) o prohibir el ingreso de extranjeros, entre otros. Es dable conjeturar que los contextos europeos y norteamericano han despertado un intenso debate acerca del impacto desarticulante de las corrosivas propuestas económicas fomentadas en las décadas posteriores a la revolución conservadora.

 

Un proverbio chino enseña que todo camino largo comienza con un primer paso. Registremos que el documento aquí comentado acepta (¿provoca con?) el término neoliberal, calificativo empleado por los críticos de la ideología que contiene esta denominación, nunca por sus adherentes. Llamar las cosas por su nombre es un buen primer paso. 

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